La pérdida auditiva ocurre cuando hay una alteración en la capacidad del sistema auditivo para captar, procesar o transmitir sonidos al cerebro. Puede producirse por diversas causas, que se clasifican en tres tipos principales: pérdida conductiva, pérdida neurosensorial y pérdida mixta. La pérdida auditiva conductiva se debe a problemas en el oído externo o medio, como acumulación de cerumen, otitis media, perforaciones en el tímpano o malformaciones estructurales. Por otro lado, la pérdida neurosensorial es causada por daños en el oído interno o en el nervio auditivo, asociados a factores como envejecimiento (presbiacusia), exposición prolongada a ruidos fuertes, infecciones, medicamentos ototóxicos o enfermedades hereditarias.
Además, existen otras causas como traumatismos, enfermedades autoinmunes, infecciones prenatales o complicaciones durante el parto que afectan el sistema auditivo desde el nacimiento. La pérdida auditiva puede ser gradual o súbita, temporal o permanente, dependiendo de la causa. Identificar el origen es esencial para planificar un tratamiento adecuado y prevenir una progresión mayor del deterioro auditivo.
El diagnóstico de la pérdida auditiva comienza con una evaluación clínica en la que el médico analiza los síntomas del paciente, su historial médico y posibles factores de riesgo, como exposición al ruido, infecciones o antecedentes familiares. Durante el examen físico, se utiliza un otoscopio para revisar el canal auditivo y el tímpano, buscando signos de obstrucción, inflamación o lesiones. Además, se realizan pruebas auditivas específicas, como la audiometría tonal, que mide el nivel de audición en diferentes frecuencias, y la timpanometría, que evalúa el funcionamiento del oído medio.
En algunos casos, se pueden realizar pruebas adicionales, como estudios de potenciales evocados auditivos del tronco cerebral (PEATC) para evaluar la función del nervio auditivo, o resonancias magnéticas para descartar anomalías estructurales en el oído interno o el nervio auditivo. Este enfoque integral permite determinar el tipo, grado y causa de la pérdida auditiva, y orientar un tratamiento adecuado.
El tratamiento de la pérdida auditiva depende de su tipo, causa y severidad. Para la pérdida auditiva conductiva, las opciones incluyen la eliminación de cerumen acumulado, tratamiento de infecciones con medicamentos o cirugías como la timpanoplastía para reparar perforaciones en el tímpano o la colocación de tubos de ventilación en casos de otitis media crónica. En pérdidas neurosensoriales, se utilizan audífonos para amplificar los sonidos y mejorar la comunicación, siendo una de las soluciones más comunes.
Solicite una cita médica, una atención programada facilita una atención de calidad.
Copyright © 2025 Otorrinolaringólogo Quito.
All rights reserved.
Diseño y desarrollo de
Contact Business Solutions Cía. Ltda.