Timpanoplastia

Diagnósticos, tratamiento

¿Cuándo está recomendada una timpanoplastia?

La timpanoplastia está recomendada cuando hay una perforación del tímpano que no se cierra de forma espontánea y provoca síntomas como pérdida de audición, infecciones recurrentes del oído medio o secreción persistente. Este procedimiento es especialmente necesario si la perforación afecta significativamente la calidad de vida del paciente o si existe riesgo de complicaciones, como la propagación de infecciones al oído interno o al hueso mastoideo. También se realiza para reparar daños en la cadena de huesecillos del oído medio cuando estos afectan la transmisión del sonido.

Otra indicación frecuente es la presencia de colesteatoma, un crecimiento anormal de tejido en el oído medio que puede causar daño estructural. La timpanoplastia no solo restaura la integridad del tímpano, sino que también mejora la audición y reduce el riesgo de infecciones futuras. La decisión de realizar esta cirugía se toma tras una evaluación detallada del oído mediante otoscopia, audiometría y, en algunos casos, estudios de imagen como tomografía computarizada para identificar el alcance del daño.

¿En qué consiste la cirugía?

Consiste en la reparación del tímpano perforado y, en algunos casos, de las estructuras del oído medio afectadas. Durante el procedimiento, el cirujano utiliza un injerto de tejido, generalmente tomado del propio paciente para cerrar la perforación del tímpano. Dependiendo del daño, también puede reconstruir o reemplazar los huesecillos dañados para restaurar la audición. La cirugía se realiza bajo anestesia general o local, y puede durar entre una y tres horas, dependiendo de la complejidad del caso. Su objetivo es mejorar la audición, prevenir infecciones y restaurar la función del oído medio.

¿Cómo es la recuperación luego de una timpanoplastía?

La recuperación de una timpanoplastia suele durar entre dos y cuatro semanas, durante las cuales es importante seguir las recomendaciones médicas para asegurar una cicatrización adecuada. En los primeros días, es común experimentar molestias leves, sensación de plenitud en el oído y, ocasionalmente, mareos o zumbidos. El médico puede prescribir analgésicos para el dolor y antibióticos para prevenir infecciones. Es fundamental evitar mojar el oído operado, por lo que se recomienda protegerlo al bañarse y evitar nadar hasta que el médico lo indique. Durante la recuperación, el paciente debe evitar sonarse la nariz, realizar esfuerzos físicos intensos o actividades que puedan aumentar la presión en el oído, como volar en avión. Las visitas de seguimiento son cruciales para evaluar la cicatrización del tímpano y comprobar la mejora en la audición. La mayoría de los pacientes experimentan una mejora significativa en la audición y una reducción de infecciones después de la cirugía, con una recuperación completa al cabo de unas semanas.