Las audiometrías se realizan cuando un paciente presenta síntomas relacionados con la pérdida de audición, zumbidos en los oídos (tinnitus) o dificultad para comprender conversaciones en entornos ruidosos.
Este examen también es común en evaluaciones de rutina para personas expuestas a ruidos fuertes en el trabajo o en estudios médicos preoperatorios. En niños, las audiometrías se utilizan para detectar problemas auditivos que puedan afectar su desarrollo del lenguaje.
Además, son recomendadas en adultos mayores como parte del monitoreo de salud auditiva, ya que la pérdida de audición relacionada con la edad es frecuente. Este procedimiento es clave para identificar el tipo y grado de pérdida auditiva, permitiendo un manejo oportuno adecuado.
La audiometría se realiza en una cabina insonorizada donde el paciente utiliza audífonos conectados a un audiómetro. Durante el examen, se emiten tonos de diferentes frecuencias y volúmenes en cada oído, y el paciente indica si los escucha, generalmente levantando la mano o presionando un botón. También se pueden incluir pruebas de reconocimiento de palabras para evaluar la comprensión del habla. Este procedimiento, no invasivo e indoloro, permite al especialista determinar el tipo y grado de pérdida auditiva y planificar el tratamiento adecuado. Audiometría Quito.
Una vez finalizado el procedimiento de audiometría, el paciente recibe un informe detallado con los resultados de la evaluación auditiva. Este informe incluye un audiograma, que es un gráfico que muestra el nivel de audición del paciente en diferentes frecuencias y volúmenes.
También puede incluir una interpretación del especialista sobre el tipo y grado de pérdida auditiva, si la hay, y recomendaciones para el tratamiento, como el uso de audífonos, terapia auditiva o, en casos más complejos, la necesidad de estudios adicionales o intervenciones específicas. Este documento es fundamental para guiar el manejo adecuado de la salud auditiva del paciente. Audiometría Quito.
La audiometría permite identificar diversos diagnósticos relacionados con la audición y el sistema auditivo. Entre los principales están:
Pérdida auditiva neurosensorial: Deterioro en el oído interno o en el nervio auditivo, comúnmente asociado con envejecimiento, exposición a ruidos fuertes, infecciones o medicamentos ototóxicos.
Pérdida auditiva conductiva: Problemas en el oído externo o medio, como acumulación de cera, otitis media, perforaciones en el tímpano o malformaciones en los huesecillos del oído.
Pérdida auditiva mixta: Combinación de pérdida conductiva y neurosensorial.
Tinnitus (zumbidos en los oídos): Identificación de su posible relación con pérdida auditiva subyacente.
Hipoacusia súbita: Pérdida de audición rápida, que puede ser causada por infecciones, traumatismos o problemas vasculares.
Presbiacusia: Pérdida auditiva relacionada con la edad, caracterizada por dificultad para escuchar tonos agudos.
Otosclerosis: Rigidez de los huesecillos del oído medio que afecta la transmisión del sonido.
Exposición al ruido: Identificación de daño auditivo causado por exposición prolongada a ruidos fuertes.
Evaluación de umbrales auditivos: Determina si un paciente requiere audífonos o dispositivos de asistencia auditiva.
La audiometría es clave para detectar estas condiciones, permitiendo un tratamiento temprano y adecuado para mejorar la calidad de vida del paciente.
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